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Intercambio de Energía en la Relación Sexual y Responsabilidad

  • Foto del escritor: María Cad
    María Cad
  • 8 ago 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 15 ago 2018

¿Sabemos qué cuando tenemos relaciones sexuales intercambiamos más que fluidos?

Es paradójico porque creemos saberlo todo, desde la clase de biología, el ginecólogo que con suerte te explica algo, la información disponible en internet y el increíble bombardeo publicitario que nos vende hasta desodorante con alusiones fálicas. Estamos invadidos de “información” pero sabemos muy poco de lo que ocurre energéticamente. Tenemos internalizado que sólo somos la biología, no sabemos o no hemos incorporado que estamos formados por un sistema físico, emocional, mental y etérico. Que tenemos un aura y un sistema de chakras. Ok, algunos saben del aura y los chakras, pero tal vez no asociamos que al tener relaciones las auras se unen y se generan cordones entre los chakras.


El sexo está diseñado para combinar e integrar los dos polos de energía, femenino y masculino, en la creación de algo nuevo. Está diseñado para que la energía de ambos sea elevada en vibración de amor. Para que al intercambiar energía haya un crecimiento para ambos. Pero ello ocurre al contrario si las energías que se comparten son muy densas y confusas.


Los cordones de energía que se generan uniendo los chakras pueden permanecer activos por hasta 7 años o por siempre si no son limpiados, cortados o son realimentados. Y basta un solo encuentro para que se creen. A través de ellos seguimos recibiendo “información” de la persona con la que tuvimos relaciones y ella de nosotros, por lo cual puede ser un vehículo de vampirismo energético.


Las auras se abren en el momento del acto sexual y se fusiona y la energía que ambas portan se mezcla. Las auras se entrelazan y ambos llevan una parte de la energía del otro consigo. Entonces si he tenido relaciones con varias personas, he ido recolectando energías en mi aura y entonces llevo múltiples energías y las voy a compartir con el próximo compañero/a. “Podemos pensar que al tener sexo con una persona tenemos sexo con todas las personas con las que ha estado”.


¿Qué energías se mezclan cuando se unen las auras?

Vibración de los pensamientos y emociones, miedos y adicciones, cargas genéticas, patrones conductuales familiares, karmas, formas-pensamiento, larvas astrales e incluso entidades del bajo astral.

El aura así se vuelve algo confuso, por decirlo amablemente. Un aura así está apagada y la persona tiene poca fuerza de vida. Con esta energía a cuestas, ¿cómo creen que se plasma en la salud, la creatividad, la prosperidad, la alegría de vivir? ….


Las mujeres tenemos algo más que saber: nuestros cuerpos están diseñados para recibir y transmutar la energía de nuestro compañero.

Recibimos y guardamos la información energética del hombre en nuestro útero. Cuando el hombre que nos penetra está impregnado de sentimientos de infelicidad, frustración, miedo, dolor, adicciones; esta información se va a quedar y mezclar con la nuestra y empezamos a experimentar nosotras esas emociones. ¿Pueden hacer memoria de si se sintieron con menor energía, con emociones extrañas, que la alegría se apagaba por un tiempo, que se sentían susceptibles… o incluso que les dolía el vientre o lo sentían inflamado o la siguiente menstruación tuvieron dolores inusuales al tener relaciones con un varón así (a pesar del efecto de la dopamina y la oxitocina)? ¿Se acuerdan de sentirse apagadas, de ya no sentir placer, menos orgasmos, incluso infecciones urinarias al tener más encuentros con una pareja sexual (estable o no) con baja vibración y que comparte múltiples parejas?


¿Y qué buscamos cuando buscamos la relación sexual?

A nivel físico se liberan dopamina (“hormona de la recompensa”), prolactina (“hormona de la saciedad”), oxitocina (“hormona del cariño”), feniletilamina (“hormona del amor”). Imaginen ahora las vidas de estrés, sin luz solar, lleno de ruidos y luces artificiales que llevamos en las oficinas y el transporte público en las ciudades. Estamos dormidos, buscando algo más. Buscamos relajación, un estado de paz y satisfacción, pero con plexos y corazones cerrados y cabezas embotadas la búsqueda termina en un shopping, adicciones, sexo, adrenalina….. Buscamos relaciones para saciarnos como buscamos una aspirina para el dolor de cabeza. Saciar un vacío, una necesidad real de cariño y compañía.


Cuando tomamos conciencia de que el que busca así es el ego herido reclamando atención, contacto, aprobación, pero sin “involucrarse”, sin “compromiso”; cuando le pescamos el juego de que quiere algo pero le teme a ser lastimado, cuando decidimos honrar nuestra humana necesidad de cariño y aceptación y darnos autovalor; es la oportunidad de una transmutación de la propia historia para cambiar la información de dolor a partir de la cual buscamos rellenar nuestro vacío.


Valoremonos y tomemos responsabilidad

Entonces es interesante plantearse hacer higiene de las relaciones previas, cortando los lazos que unen con esas personas y limpiando y fortaleciendo el aura y los chakras. Limpiando nuestros órganos de las energías acumuladas allí, por ejemplo con el huevo de obsidiana.


Pero por sobre todo plantarse en la responsabilidad y la autovaloración.

Por un lado tener relaciones con alguien que sea responsable de su energía: “Duerme con alguien que desearías ser”. Ve qué energía se te unirá.

Por otro lado mantenernos nosotros mismos en una vibración de emociones y pensamientos armoniosos, ya que es lo que vamos a transmitir a nuestro compañero/a.

Discernir, ponderar amorosamente que es lo que la unión va a generar en mi y en la otra persona; y decidir desde el poder del autovalor y la responsabilidad.


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