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El Viaje del Alma

  • Foto del escritor: María Cad
    María Cad
  • 30 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 27 feb 2019

El alma encarna en un cuerpo físico para experimentar, aprender y recordar. Lo que hará, con quienes se relacionará, qué papel hará (papá, hijo, esposa, hermano, "mensajero", "maestro"... "el malo", "la víctima"), qué atributos de personalidad, cuándo se encontrarán: todo es planeado entre las almas. 

Acá todos ponemos el grito en el cielo: ¡Cómo puedo haber planificado esto tan horrible que me pasó!

Pues bien, es difícil cuando se está sufriendo ver en perspectiva. El panorama lo solemos tener después, cuando ese dolor se alquimizó en una capacidad, una fortaleza, una habilidad o nos condujo a un cambio cuyos beneficios pueden demorar en manifestarse o nos puso en el camino de otras personas que necesitaban ver algo. 

¡Porqué planifiqué esto!. La pregunta no es porqué, sino para qué. 

El tema se pone más interesante cuando agregamos que vinimos a encarnar en un planeta que tiene algunas particularidades: no nos acordamos nada de lo que pasó antes, no nos vemos en nuestra totalidad sólo vemos lo físico material, de nosotros y de lo que nos rodea. Es como ir ciegos, a tientas. Por eso dicen hay un "velo" de ilusión, y esto estaría apoyado por los descubrimientos no tan recientes de física cuántica sobre la naturaleza holográfica del universo mismo. Además es un plano de consciencia donde todo es dual: bueno/malo, rico/pobre/ antes/después, agradable/desagradable, amigo/enemigo, correcto/incorrecto, éxito/fracaso.... yo/todo lo demás (persona, animal, piedra, árbol). Y por si fuera poco es el único planeta de libre albedrío, el alma es libre de elegir el camino de regreso hacia la Fuente a re-unirse con el Todo.. o seguir dando vueltas. 

¡¿Es un chiste?! ¿Venimos a hacer algo y algunas veces a provocarle dolor a otros o ser víctimas, pero las reglas que nos pusimos nosotros mismos es no acordarnos y ver todo separado en extremos y se supone que tengo que poder decidir qué quiero hacer?.

Bueno, es que el plan del alma es más largo y complejo que 30 años de un trauma, 98 años de una vida con una personalidad dificil, 40 años de un matrimonio, 5 segundos de un accidente que deja en 30 años de soledad a una familia o unos meses de una corta existencia. 

Desde que encarnamos por primera vez estamos interactuando con un grupo de almas (a veces son familia biológica, a veces amigos, a veces esposos, a veces enemigos acérrimos). Y en diferentes roles. Como el alma busca experimentar todas las aristas, vértices y redondeces de cada tema, venimos en un papel y en otra encarnación en otro. A medida que el alma va experimentando ese conocimiento condensa en un backup y cuando va reencarnando ya no le interesa seguir dándole vueltas a la guerra, a la envidia, a la manipulación, a estar escaso de dinero, solo, triste o teniendole miedo a algo. Ya estuvo ahí, ya sabe lo que es y muchas veces. Pero justamente por eso no puede juzgar al que está en esa experiencia. La perspectiva desde la comprensión del alma sólo produce compasión, amor, paz. 

Cuando accedemos a las memorias (vía Registros Akáshicos u Obsidiana) que dan cuenta del origen de nuestro estado actual de personalidad, estancamiento, escasez o enfermedad; se accede con esta conSCiencia que está más allá de la dualidad de la tercer dimensión (física) e incluso del trajín de idas y venidas del alma. Para ver la perspectiva del alma misma en su viaje se accede a un nivel de consciencia donde todo es visto desde el amor y la compasión. Nos podemos romper la cabeza durante años tratando de entender y traer a la conCiencia mental racional todo el paquete de memorias que nos condicionan desde el subconsciente, pero la transformación real sólo ocurre cuando puedo sentir compasión al ver en perspectiva un aprendizaje, perdonar, amar y aceptar.




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